jueves, 8 de julio de 2010

Tres datos para saber cómo está organizado el sistema sanitario público español ¿bien o mal?

El pleno del Senado ha hecho pública su Ponencia de necesidades de recursos humanos del Sistema Nacional de Salud. En el documento se recogen las numerosas comparecencias que se realizaron ante sus señorías. La información es múltiple e interesante, así como las conclusiones, pero es mejor dosificar las perlas del informe.
Con estos tres datos, ¿crees que el sistema sanitario público español está bien o mal organizado?
* El gasto sanitario medio es de 2.155 dólares (aproximadamente1.600 euros) ciudadano/año, según informe de la OCDE. España ocupa el lugar 22 de los 27 en cuanto a gasto sanitario
* España ocupa el puesto número 4 de los 27 en cuanto a gasto farmacéutico, a razón de 571 dólares (aproximadamente 344 euros) ciudadano/año.
* España ocupa el  puesto número 6 de los 27 en frecuentación del número de visitas ciudadano/año (9,5).
Es decir, se gasta poco dinero, en comparación mucho menos que países oficialmente más pobres; se gasta mucho de ese poco dinero en fármacos y la gente va muchísimas veces al médico.
Si se gasta mucho en fármacos y poco en general y la gente va mucho al médico, será que el médico español trabaja más -bueno, unos más que otros- y cobra mucho menos que el resto y la organización hace que la gente tenga que volver más veces a la consulta que en otros países.
Resumiendo: poca inversión, mucho trabajo, mucha pastilla y poca efectividad social y personal.
¿Propuestas de mejora por parte de sus señorías? Próximamente.

6 comentarios:

  1. Mi conclusión de los datos:

    El dinero que no se invierte es el que hace falta para una educación sanitaria mejor. Así, la educación sanitaria en nuestro país es lo suficientemente baja para justificar la hiperfrecuentación de pacientes y para la prescripción irracional de facultativos.

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  2. Aunque por otro lado, invertimos bastante en formación. No entiendo por qué no cunde.

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  3. No sé qué medidas tomarán sus señorías, lo único que sé es que las urgencias de los hospitales están saturadas hasta la bandera. No por urgencias, sino por "chorradas" la mayoría de ellas. Me hace gracia cuando hablan de "estar de mínimos" durante una huelga. Si estamos de mínimos los 365 días del año!!!

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  4. Un gasto global más bien bajo y un excesivo gasto en medicamentos e hiperfrecuentación. Parece claro que hay una desproporción ciertas partidas, como en personal y en educación para la salud.

    ¿Cuál es la solución que propone la administración? ¡Recortes en personal!

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  5. Sobre el comentario de Emilienko. Es un error habitual atribuir las altas tasas de frecuentación de los centros de salud a los hábitos de los pacientes. Con variaciones, se estima en cerca de un treinta por cien el porcentaje de consultas administrativas y burocráticas que soportan los centros de salud. ¿Es ésa una responsabilidad de los pacientes? ¿Y si los pacientes no precisaran hasta cuatro visitas al médico para ausentarse del trabajo durante cuatro días por enfermedad o algunas menos para no asistir a sus clases por el mismpo motivo? ¿Y si obtuvieran sus medicamentos ya prescritos por un periodo ajustado hasta la próxima consulta, sin precisar nuevas recetas/cupón-descuento, ni más visitas a su centro de salud?
    ¿Y si obtuvieran su presripción completa directamente en el momento de ser atendidos en el hospital o en el centro de especialidades? Pues si todo eso ocurriese, dudo seriamente que los pacientes acudieran "por castigo" a nuestras consultas. No es el paciente, sino mayormente el sistema administrativo y sanitario de este país el que genera las altas tasas de frecuentación.
    En cuanto al gasto en formación continuada del sistema nacional de salud, no sabría decir cuál es el estándar con el que compararlo, para definir si es o no muy alto. Pero seguramente es altamente ineficiente. Nada extraño por otra parte, dado que sobretodo se encarga de ese cometido a la industria farmacéutica. El resultado son actividades con objetivos, métodos, contenidos y alumnos elegidos por la propia industria en funciones de sus propios intereses, que los servicios públicos de salud Y LOS PACIENTES pagan a ciegas en la factura farmacéutica, tanto vía recetas, como vía prescripción a pacientes internados.
    En cuanto al comentario de Guichel sobre las urgencias hospitalarias ¿Para cuándo directrices claras a esos servicios para que usen sus exploraciones complementarias con criterio y dejen de fomentar la fascinación tecnológica de los pacientes usándolos de modo ineficiente? ¿Para cuando un responsable político y una leal oposición que merezcan tales adjetivos y den soporte y respaldo al propio servicio de urgencia que derive a su centro o al servicio de urgencia extrahospitalario sin atenderlos, a los pacientes que acudan por razones injustificadas? Ese día, quizás las urgencias hospitalarias merezcan también ese nombre.

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  6. Sobre el comentario de Emilienko. Es un error habitual atribuir las altas tasas de frecuentación de los centros de salud a los hábitos de los pacientes. Con variaciones, se estima en cerca de un treinta por cien el porcentaje de consultas administrativas y burocráticas que soportan los centros de salud. ¿Es esa una responsabilidad de los pacientes? ¿Y si los pacientes no precisaran hasta cuatro visitas al médico para ausentarse del trabajo durante cuatro días por enfermedad o algunas menos para no asistir a sus clases por el mismpo motivo? ¿Y si obtuvieran sus medicamentos ya prescritos por un periodo ajustado hasta la próxima consulta, sin precisar nuevas recetas/cupón-descuento, ni visitas a su centro de salud?
    ¿Y si obtuvieran su presripción completa directamente en el momento de ser atendidos en el hospital o en el centro de especialidades? Pues si todo eso ocurriese, dudo seriamente que los pacientes acudieran "por castigo" a nuestras consultas. No es el paciente, sino mayormente el sistema administrativo y sanitario de este país el que genera las altas tasas de frecuentación.
    En cuanto al gasto en formación continuada del sistema nacional de salud, no sabría decir cuál es el estándar con el que compararlo, para definir si es o no muy alto. Pero seguramente es altamente ineficiente. Nada extraño por otra parte, dado que sobretodo encarga de ese cometido a la industria farmacéutica. El resultado son actividades con objetivos, métodos, contenidos y alumnos elegidos por la propia industria, que los servicios públicos de salud Y LOS PACIENTES pagan a ciegas en la factura farmacéutica, tanto vía recetas, como vía prescripción a pacientes internados.
    En cuanto al comentario de Guichel sobre las urgencias hospitalarias ¿Para cuándo directrices claras a esos servicios para que usen sus exploraciones complementarias con criterio y dejen de fomentar la fascinación tecnológica de los pacientes usándolos de modo ineficiente? ¿Para cuando un responsable político y una leal oposición que merezcan tales adjetivos y den soporte y respaldo al propio servicio de urgencia que derive a su centro o al servicio de urgencia extrahospitalario sin atenderlos, a los pacientes que acudan por razones injustificadas? Ese día, quizás las urgencias hospitalarias merezcan también ese nombre.

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