lunes, 6 de octubre de 2008

El placebo caro hace más efecto que el placebo barato

Cada año se otorgan en EEUU, casi simultáneamente a la adjudicación del oficial, los premios Ig Nobel Prize entregados por la Improbable Research, la "investigación que hace que la gente ría y después piense".
Este año, el premio ha recaído en el artículo: Commercial Features of Placebo and Therapeutic Efficacy JAMA 2008;299(9):1016-17.
A 82 voluntarios sa
nos se les informaba de la existencia de una nueva pastilla analgésica tipo opioide para el dolor. Se les informaba de un precio de 2.50 dólares por pastilla y de otra versión con descuento de 0.10 dólares por pastillas. Usando descargas eléctricas en la muñeca, con una clasificación de voltaje según el dolor tolerado por los voluntarios (solo les pagaron 30 dólares, hay que ver lo que la gente es capaz de hacer por un poco de dinero), calibraron los resultados antes y después de tomar los medicamentos. Cuando habían tomado el placebo caro, el 85% de los participantes vieron reducido su dolor versus el 61% con la pastilla rebajada. Valorando todos los voltajes y solo los más intensos, siempre la reducción del dolor era mayor con la más cara.
Los autores realizan la hipótesis que el precio determina la respuesta, tanto en las medicinas "de verdad" como con los placebos y de ahí viene el éxito de los medicamentos más caros, las protestas por la sustitución y pérdida de eficacia al cambiar a genéricos, etc.


Como bien dice el dicho:
De necios es confundir valor y precio.

1 comentario:

  1. ¿La muerte del placebo?
    Aprovechando esta entrada quiero plantear un tema que lleva mucho tiempo dándome vueltas por la cabeza. Si el modelo actual de relación entre sanitarios y pacientes tiende a una mayor autonomía por parte del paciente, donde nosotros ponemos la información especializada y él la decisión, ¿cómo puede pasarsenos por la cabeza indicar un placebo?, ¿planteamos al paciente algo del tipo: "Mire usted, este producto es inactivo farmacológicamente, pero como los humanos somos muy influenciables, algunas personas mejoran al tomarlo. Si está de acuerdo puedo recetarselo"?, o dicho más llanamente, "Esto no sirve para nada, pero si quiere se lo receto".
    En fin, que la autonomía del paciente, con la que estoy plenamente de acuerdo, y el uso de placebos, que ocasionalmente son de gran utilidad por aquello del "primum non nocere", nos abocan a una nueva y moderna contradicción.
    Me encanta.

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